Sí, en efecto, me gusta tu foto, me cautiva tu sonrisa, tus ojos orientan mi sentido estético y luces tan hermosa como la latitud en donde habitas pero te hago la invitación al lugar que más disfrute, en el día que más me gusta y en la hora que me parece la idónea.
Sus rededores y fondo captan la atención de todos, locales y visitantes aunque yo pecare de obsesivo queriendo mostrarle a esa bella ciudad que se queda en debida proporción corta o lejana contigo a pesar de su inventario envolvente, clásico y dinámico.
La mejor postal será en la que París quiera compartir con tu belleza, no intente lucir sin darte ese instante de perpetuidad donde te adueñas de la atención, lo mágico y lucido.
Quiero llevarte de la mano por Champs Elysee, envolvernos por ese calmado rió de personas, abrazarte sin aviso, acariciar tu rostro, deambular por tus labios y enfrentar nuestras pupilas para que hablen y nos avisen que el mundo y el presente y futuro gira en ese planeta color verde reflejado en su contraparte tonalidad café.
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