Déjame poseerte en el instante que te despojas de ti.
Deja la consciencia a un lado y permite que el mundo se deshaga sin saberlo.
Lo hago en ese momento porque de otra forma la negativa será una constante.
No te tomaré a la fuerza, al contrario, aprovechare la fragilidad y vulnerabilidad de tus pensamientos sin forcejear.
Evitaré cruzar palabras y realizar todo en actos contundentes de ataque y sin defensa.
Será nuestro secreto, nuestra historia donde habrá dos actores y los únicos lectores si existiera preservación literaria.
Cuando despiertes, si llegases a recordar mi intromisión, no me juzgues.
No te culpo si tratas de borrar el instante pero en caso contrario deja los cuestionamientos, compromisos, dilemas para cuando vuelva a invadirte y saber si podemos seguir con un anonimato donde ambos sabremos que nos convierte en cómplices de nuevo.
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