lunes, 5 de abril de 2010

Las paces

A mucha gente le cuesta enormidad de esfuerzo decir la palabra "lo siento"

Qué pasa cuando esa persona es uno mismo.

Pareciera obvio responder "pues perdonate...wey" pero el caso es que hace poco me di cuenta que algunas sensaciones y estados de animo se debían a que me hallaba molesto conmigo.

Viajar es algo que me gusta hacer y gustaría hacerlo muchas veces en mi vida, sentir ese gozo y placer de descubrir lugares, respirarlos, observarlos y ver como el día y noche crean dos lugares distintos a pesar de ser el mismo espacio, entre otras cosas.

Sin embargo hace algún tiempo en las ocasiones que me tocaba trasladarme fuera del DF y conocer nuevos sitios o regresar a los que me gustaron las sensaciones positivas no emergían del todo y buscaba explicación en el cansancio, la apatía de alguna persona alrededor o mi poca capacidad de asombro.

Nada más falso o lejanamente erróneo.

Resulta que en un dialogo "mimismo" de forma clara, directa y sin matices (porque no soy mujer) llegue a la conclusión de estar enfadado con este que escribe y me causaba boicot de manera inconsciente. Los motivos pude identificarlos y como siempre algunos pude manejarlos y otros definitivamente cualquier esfuerzo sería perdida de tiempo.

El no saber estar a gusto conmigo me puso en la disyuntiva de "pues te chingas" soy el único en aguantarme y en algunas ocasiones en estar. El aburrirme de mi fue caótico en ciertos momentos y desde este pasado fin de semana, que por fin pude hacer algo que siempre quise y no podía resolvió un par de cosas... un viaje de primavera a paradisiaco lugar con gente en común y perdonarme.

Jamás me dije "perdoname" o "lo siento" mucho menos la cursi -en tono chillón- "me disculpas?" simplemente me paré, vi el mar, sonreí y empecé a caminar.

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